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1 WAGNERIANA CASTELLANA Nº 13 (NUEVA SERIE) AÑO 2017
TEMA 5: WAGNERIANISMO
TÍTULO: HOMENAJE A JORDI MOTA (28/8/ /12/2016)
TEXTOS EN RECONOCIMIENTO A SU LABOR WAGNERIANA
AUTOR: Diversos autores En el número de Enero 2017 publicamos varios textos en Homenaje a Jordi Mota, nuestro refundador de la Associació Wagneriana de Barcelona, y verdadera alma de su vida desde el inicio. Entonces los textos publicados fueron de Maria-Mercè Guix Gros, Ramón Bau, Eva Muns, Juan Carlos Juárez, Fernando Guzmán y Santiago Bernal, todos ellos amigos hasta el último día de Jordi. Debido a la urgencia entonces no pudimos incluir textos de otras personas que fueron sus amigos y wagnerianos por lo que los incluimos en este número en el primer aniversario de su fallecimiento. Toda nuestra Junta y socios se unen en este homenaje con su sentimiento y su voluntad de trabajo por el wagnerianismo que siempre animó a Jordi Mota. Además incluimos un largo estudio de la obra y pensamiento wagneriano de Jordi Mota basado en sus obras completas sobre este tema, que dejó montadas en 5 volúmenes. En este estudio se resumen todos los principales temas relacionados con el arte y Wagner por los que Mota sintió verdadera pasión, y trabajó toda su vida.
3 JORDI MOTA: EL ALMA DE NUESTRA ASSOCIACIO WAGNERIANA Por María Infiesta El 19 de diciembre de 2016 nos dejó alguien de importancia vital para la vida de nuestra pequeña Associació. Jordi Mota era quien nos imbuía las ganas, el deseo, la fuerza y la voluntad para seguir adelante en la labor que un pequeño grupo de amigos se propuso en su día: perseverar para conseguir mantener viva la imagen de uno de los más grandes genios de nuestra cultura occidental: Richard Wagner. Tras años de investigación intensiva en el estudio de esta gigantesca figura, este pequeño grupo de amigos llegó a la conclusión de que la persona del Maestro de Bayreuth no sólo era vital en nuestro mundo como compositor, como literato, como hombre de teatro, como filósofo, sino que lo verdaderamente importante de él era que nos mostraba un camino de regeneración, nos indicaba como podíamos encontrar el deseo de mejorar, de pensar en los demás, de hacer este mundo un poco mejor de cómo lo habíamos encontrado o, por lo menos de intentarlo. Jordi Mota, dentro de las virtudes y defectos con que Dios tuvo a bien investirle fue una persona realmente excepcional. Con voluntad de hierro se marcó un camino a seguir, un camino, como los de todos nosotros, llenos de mejores y peores momentos. Pero eso a él no le importó, porque de lo que realmente se trataba, y eso nos lo había repetido en muchas ocasiones, era de pasar por este mundo haciendo el menor mal posible. Su cabeza siempre estaba llena de nuevas ideas, nuevos proyectos, nuevas intenciones, algunos posibles, otros irrealizables pero todos a la búsqueda, como el Maestro a quien tanto admiraba, de la redención de la humanidad. Por eso le gustaba mucho aquel fragmento de La Walkiria, cuando Siegmund explicaba, como se encontró solo, sin familia, vagando errante: Lo que yo consideraba justo, A otros les parecía maligno; A lo que a mí me parecía siempre malo, Otros le daban su favor. La marcha de Jordi nos ha dejado un vacío inmenso. Trabajar para la realización de un proyecto es factible: sólo hay que ponerle entusiasmo, esfuerzo, voluntad y perseverancia. Lo difícil es tener la capacidad de concebir nuevas ideas, nuevos proyectos, y más aún, que en muchas ocasiones se trate de genialidades. Recordemos, para poner un ejemplo de los que más impactó tanto a los miembros de nuestra Associació como a los simpatizantes o simples melómanos, la proyección de aquel Parsifal del Metropolitan en las cuevas de Collbató en Montserrat. Todos cuantos asistimos, reconocimos que habíamos vivido unas horas mágicas en el sentido más elevado de este término. Fue una velada insuperable. Una actividad sencilla y humilde como las que normalmente estaban a nuestro alcance pero conseguimos transmitir a todos los participantes una ilusión, una emoción, un sentir que la misión de Parsifal también era posible en nuestros días. Cuando, terminada la proyección, a las dos de la madrugada, bajábamos los cientos de escalones que conducían al lugar donde habíamos dejado aparcados los coches, todos nos sentíamos rebosantes de buenos sentimientos, todos deseábamos ayudarnos los unos a los otros, la música, trascendente, seguía resonando en nuestras mentes como melodía que nos transportaba a la eternidad. Anna D Ax, en su extraordinario libro Wagner vist per mi escribe: Wagner, como dice un comentarista, necesitaba el wagnerianismo, los incondicionales que, comprendiendo y admi-
4 rando su obra, nos hiciesen saborear sus bellezas a todo el mundo, en fervoroso apostolado. Pues esta frase puede aplicarse, al pie de la letra, a nuestro querido Jordi. Es impresionante la cantidad de cualidades que tenía Wagner que se veían literalmente reproducidas en él. Anna D Ax escribe del Maestro: Un detalle característico de Wagner era su afición a los animales. Siempre tuvo un perro para acompañarle en sus largas horas de soledad y el sufrimiento y la muerte de estos fieles amigos le hacían derramar las lágrimas. Esto puede aplicarse textualmente para Jordi que de pequeño, siempre tuvieron uno o más perros en casa y lloró amargamente en las horas de la muerte. Otro ejemplo de su amor a los animales, lo dejo en su última carta: Nosotros tuvimos tres experiencias cuyo recuerdo me ha causado tristeza en muchas ocasiones y son los tres casos de perros que nos quisieron adoptar; el que llegó hasta la puerta de Calaf, el pequeñito de Andorra cuyo recuerdo me ha amargado muchas horas de mi vida y el otro, cerca de Font Romeu, al que también le caímos bien. El famoso perro de Wagner con el que huyó de Riga también había elegido al Maestro y no al revés. Jordi conseguía entusiasmarnos en insólitos y a veces agotadores proyectos como la confección manual, en la que colaboraron multitud de socios de los teatrines de Lohengrin con los decorados de Mestres Cabanes para protestar contra la inaceptable versión del mismo que se nos ofrecía en nuestro entrañable Gran Teatre del Liceu. También en la sonora protesta, del Tannhäuser de Harry Kupfer, haciendo uso de instrumentos musicales, que consiguió alarmar a la Orquesta del Teatro de Hamburgo y a todos los asistentes y acabó con el abandono obligado (aunque igualmente deseado) del Teatro para correr a redactar una nota de prensa que pudiera estar al día siguiente al alcance de todo wagneriano, de toda persona interesada en saber como se había desarrollado la representación. Este era nuestro Jordi Mota y el vacío que ahora nos ha dejado es tan enorme que cuesta un esfuerzo ingente seguir adelante aunque sabemos que estamos obligados a hacerlo. Como escribía Maria-Mercè Guix en el último número de nuestra Wagneriana, seguimos teniendo una completísima biblioteca, Jordi habría sido el archivero perfecto de la biblioteca wagneriana ideal. Sin él ya nada será lo mismo pero debemos apoyarnos los unos a los otros para seguir adelante. Este es el milagro de la amistad: El amigo fiel es refugio seguro; quien lo encuentra, encuentra un tesoro; un amigo fiel no tiene precio ni se puede pagar su valor. El interés por la obra de Richard Wagner por parte de Jordi nació en su más tierna juventud. Conoció al Maestro a través de un compañero de colegio e inmediatamente se sintió tan atraído que se dedicó a su estudio y profundización con el mayor de los entusiasmos. Otra anécdota que siempre explicaba es que tenía un amigo en Madrid que también era muy wagneriano y cuando se encontraban, le ponía fragmentos de Wagner. Cuando eran fragmentos difíciles como el tema del Wahnmonologue de Hans Sachs, anteponiendo la ilusión por el bien de la humanidad sobre la búsqueda afanosa de riquezas y poder, el largo discurso del Rey Marke, la queja de Ortrud en el Acto II de Lohengrin o el parlamento de Gurnemanz, le decía: No te preocupes, ahora los encuentras aburridos, pero dentro de un tiempo serán los fragmentos que más te gustarán. Y no andaba equivocado. Jordi se lo reconoció más adelante. Jordi era una persona muy especial: se volcaba en aquello que le interesaba y dejaba de lado lo que le obligaban a estudiar pero que a él no le parecía necesario. Esa fue la causa de abandonar los estudios escolares desde bien jovencito y a dedicarse, desde los 11 años, a una autoformación en aquellos temas que eran los que él consideraba importantes en la forja de su personalidad. Con dieciséis años empezó a trabajar en un hotel en Ibiza y, cuando lo recordaba, hablaba de su proceso de wagnerización escuchando Tristan desde el lugar maravilloso como le llamaba- en San Antonio Abad. El lugar era importante para ir entrando en la obra del Maestro: solía escucharlo en casa, en su habitación pero siempre que podía gustaba de llevarse un radio-cassette a lugares especiales donde poder ir adentrándose con respeto y veneración en la obra del Maestro: un castillo abandonado, una playa desierta al atardecer, y también en las numerosas excursiones de montaña que le gustaba hacer en compañía de sus amigos. Contemplando un espléndido paisaje, un pico que quieres alcanzar
FUENTE: https://docplayer.es/92627315-Associacio-wagneriana-apartat-postal-barcelona.html
http://www.associaciowagneriana.com/pdfarticles/605571204882.pdf