domingo, agosto 28, 2011
Aclaraciones terminológicas: ¿qué significa aquí la palabra «fascismo»?
La experiencia que ha supuesto para mí este blog (por no hablar de otros dolorosos episodios de índole privada) me fuerza a realizar una serie de aclaraciones terminológicas que son fundamentales para entender el mensaje que intento transmitir. Cuando utilizo la palabra fascismo, harto abundante en mis escritos, el sentido de éstos depende del significado que se le dé a dicho término clave. Algunos no lo han entendido y esta confusión o ambigüedad provoca interpretaciones erróneas. Yo jamás he defendido el «fascismo» como movimiento político de extrema derecha, con sus inevitables connotaciones racistas y antisemitas. Desde el inicio de mi «carrera» como ciudadano que adopta públicamente una serie de posiciones ideológicas, políticas y filosóficas, he sido muy claro. Como testimonio de mi actividad «social» temprana, todo lo insignificante que se quiera pero unívoca en este aspecto, me remito al DICCIONARI DELS PARTITS POLÍTICS DE CATALUNYA. SEGLE XX, libro publicado por la ENCICLOPEDIA CATALANA y firmado por Isidre Molas y Joan B. Culla. La obra viene avalada nada menos que por Institut de Ciències Polítiques i Socials y fue editado en Barcelona en marzo de 2000. Si abrimos la página 65 del volumen leemos lo siguiente (traduzco directamente del catalán al castellano):
ENTITAT POTENCIALISTA (ENSPO). Asociación cultural creada en 1985 que actuó en el plano político entre 1986 y 1990, liderada por Jaume Farrerons, que contaba con unos 20 seguidores. ENSPO difundió un pensamiento centrado esencialmente en las tesis de Friedrich Nietzsche y Martin Heidegger, y se definió por su catalanismo radical anticapitalista y antimarxista (pero nada antiespañolista) y por su antirracismo. Editó carteles y dos opúsculos (ENSPO. Cuadernos de doctrina potencialista o La masa es culpable). Como resultado de su confluencia con el grupúsculo trotskysta MOVIMIENTO VOLUNTAD, ENSPO participó en la creación de la PLATAFORMA NUEVA EUROPA en 1988 y su boletín fue el Órgano teórico nacional-revolucionario europeo. En 1989 se desvinculó (de la Plataforma Nueva Europa) y se aproximó a TERCERA VIA SOLIDARISTA. Posteriormente editó ENSPO. Entidad para el proyecto occidentalista. Órgano teórico (números 1-2, 1989).
El autor de esta entrada es Xavier Casals, reconocido experto en grupos ultraderechistas. Es él quien nos califica de antirracistas. En ningún lugar se nos vincula con el nazismo o la extrema derecha. Habla de catalanismo radical, pero no anti-españolista. Nosotros somos catalanes que jamás nos hemos opuesto a la unidad de España. No somos «catalanes y españoles», sino españoles porque somos catalanes. Pero más importante que esta cuestión es nuestro declarado antirracismo. Una cosa es «no ser racista» y otra manifestarse como ANTIRRACISTA. Aquí no hay posible connivencia con el antisemitismo ni el nazismo. Pero esta postura no es oportunista, no responde a intereses de desestigmatización política. Nadie que haya leído esta bitácora podrá detectar en nosotros este vergonzoso afán de ostentar un pedigrí políticamente correcto. Nos declaramos antirracistas por motivos filosóficos, éticos, ideológicos, no por cuestiones electoralistas o de medro personal. Simplemente, no admitimos la validez teórica del racismo y sus consecuencias prácticas. Y el antisemitismo nos repugna en tanto que negación pura y simple de toda ilustración. Dicho rechazo se fundamenta en la filosofía de Friedrich Nietzsche. Si es necesario, reproduciremos en este blog cuáles eran las opiniones del filósofo alemán sobre los antisemitas (=cristianos judeófobos).
Nuestra causa es la verdad, nada más. ¿Se ha entendido esto? Parece que no. Es por una cuestión de veracidad y fundamentación filosófica, y no de cobardía política, que rechazamos el racismo en todas sus formas. La filosofía de Heidegger no sólo no es racista, sino que constituye la más eficaz y definitiva refutación del racismo que quepa concebir, y ello aunque Heidegger militara en el partido nazi. La militancia de Heidegger tiene que ver con algo más que con un vínculo personal del ciudadano alemán Martin Heidegger respecto del nazismo, pero, lo hemos dicho, se trata de un vínculo filósófico de tipo «fascista», no racista o antisemita. Hubo fascismos no racistas ni antisemitas, luego dicho vínculo es posible, pensable y objeto virtual de reflexión. No obstante, queda por aclarar qué significa en este blog, insisto en ello, la palabra «fascismo».
En el año 2007 publiqué el ensayo «Disidencia y crítica», que apareció en la revista «Nihil Obstat», donde actualmente no escribo por razones que no vienen al caso. Dicha publicación ya se curó en salud con una nota en la que afirmaba no compartir mis escandalosas pretensiones. !Por supuesto! Hay que leerlo para entender por qué el editor se preocupó de hacer este tipo de puntualizaciones:
También hice pública, en una conferencia, mi posición sobre el campo NR como una opción de izquierdas, y fui atacado por los skin-heads -católicos- del Movimiento Patriótico Socialista:
Yo pensaba que tras la exposición de tales textos y declaraciones, mi toma de postura quedaba ya clara. No tengo nada que ver con la extrema derecha, que es cristiana, antisemita y racista. Rechazo el fascismo histórico como una expresión de dicho derechismo abominable. Esto no es una «pose». Es algo que va en serio y, como antirracista, no cejaré en mi tarea de manifestar públicamente el compromiso de izquierda nacional. Desde luego, reconozco que en la extrema derecha hay personas que, como tales, es decir, como individuos singulares y concretos, merecen mi respeto aunque no comparta sus ideas. Pero políticamente mi deber pasa de forma necesaria por cuestionar todo aquéllo que, de alguna manera, constituya un obstáculo para la realización del proyecto nacional-revolucionario: en primer lugar, la endémica mezcolanza con la extrema derecha, cuya única responsabilidad recae sobre el propio fascismo histórico . No se me puede pedir que, por un lado, mantenga una postura NR (i) firme y que, por otra, me comporte en público o en privado como alguien que acepta y tolera unos principios ideológicos que son contrarios a la apuesta por la izquierda nacional. Si actuara así, me convertiría en un impostor. Otra cosa son las relaciones personales. Aquí yo puedo ser «amigo» de anarquistas, comunistas, fascistas o de quien haga falta. Personas honestas y decentes las hay en todos lados. Quien lo niegue es un sectario. Mis relaciones afectivas privadas no se rigen por cuestiones de carácter ideológico. Mi mujer, por ejemplo, no comparte mi ideología, pero he tenido hijos con ella. De manera que yo respetaré las ideas de mi interlocutor cualesquiera que sean y siempre que éste respete las mías. Pero de ahí no se podrá deducir que, en el campo político, no conserve yo el derecho de expresar honestamente cuál es mi planteamiento y de criticar no sólo las ideas, sino las siglas de las organizaciones que, de alguna manera, encarnan las posiciones de las que me declaro opositor e incluso, si llega el caso, enemigo. Este decisivo matiz, aunque algunos, por su sectarismo o simple irreflexión, no lo sepan distinguir, no comporta un ataque personal, sino la lógica consecuencia de una actividad política seria.
Dicho esto, quisiera aclarar lo que entiendo por el vocablo «fascismo» y lo que, a efectos políticos, se sigue de este análisis y crítica ideológica.
La palabra fascismo tiene, para mí, dos sentidos fundamentales: (a) un sentido metapolítico, filosófico y, si se quiere, cultural; y (b) un sentido político.
A su vez, el sentido (a) ostenta varias acepciones. En primer lugar, el fascismo es aquéllo que identifica la contraparte simétrica del antifascismo. Algunos no lo han entendido, pero el antifascismo es, conceptualmente (no, por supuesto, terminológicamente) anterior al propio fascismo. Ya he explicado que el «fascismo» (entre comillas) así entendido, ocupa un lugar que previamente había sido identificado por la izquierda radical como pura posibilidad existencial -a la par que teórica- y que, en este sentido, forma parte del desarrollo interno de la propia izquierda revolucionaria. En segundo lugar, el fascismo «cultural» se refiere a lo que se denomina la Konservative Revolution (KR), entre cuyos miembros se reclutaron algunos resistentes antifascistas e incluso militantes patriotas que participaron en el atentado contra Hitler desde posiciones «fascistas». También incluye a autores como Sorel y a todos aquéllos que acuñaron, sin «salir» de la izquierda, el concepto de un «socialismo nacional».
Por su parte, el sentido (b) incluye, en una fase inicial, el prefascismo del Mussolini socialista. Un «fascismo» claramente de izquierdas que se nutre, a partes iguales, de las filosofías de Nietzsche y Marx. Este «fascismo» se expresa en el programa político fascista del 13 de mayo de 1919. En una segunda fase, el fascismo se convierte en una opción política de derecha que pacta con la burguesía, la aristocracia y hasta el Vaticano, preparando así el terreno para la derechización del nacionalsocialismo, el cual toma como modelo al Mussolini de 1922. El fascismo «real», que intentará recuperar en vano sus raíces revolucionarias en la República de Salò, es el que se confunde con la extrema derecha y abona el campo simbólico para la derechización del nazismo (cuyo postrero producto es la escoria skin-head). Éste ya nace, por decirlo así, marcado por la opción entre Nietzsche y Wagner (en favor de Wagner) y, por ende, fatalmente condenado al antisemitismo cristiano del que Nietzsche abominó.
Para resumir mi postura, que ampliaré en entradas posteriores, existen dos sentidos básicos de la palabra «fascismo». Un sentido problemático, filosófico, que abarca tanto la dimensión metapolítica como la virtualidad histórica del fascismo del 13 de mayo de 1919. A este fascismo lo he entrecomillado siempre. Así, hablo de «fascismo». Y existe un sentido meramente político vulgar, que se confunde con la extrema derecha, el racismo y el antisemitismo, frente al cual siempre he hablado también muy claro. Algunos piensan que ésta, mi actitud crítica frente al fascismo ultra, frente a la extrema derecha dictatorial, irracionalista, racista y antisemita, es sólo una especie de estrategia o una forma de quitarme de encima el estigma correspondiente. Cuando se dan cuenta de que mi rechazo del fascismo así entendido es enérgico, siendo así que me repugna el racismo, el obscurantismo religioso y el antisemitismo, se llevan una sorpresa y me acusan de atacar a los «camaradas», como si un facha pudiera ser, políticamente hablando, camarada mío. Repito: puedo respetar las ideas de todas las personas, ello incluye a los comunistas y a los anarquistas o a los liberales o socialdemócratas, también las de aquellos que se declaren fascistas o nacionalsocialistas o falangistas… !Que yo no le aplico a la gente la repulsiva punición social del ostracismo y la «muerte civil»! Pero no se me puede exigir que, en el plano político, y cuando las circunstancias lo exigan, omita actuar de acuerdo con los imperativos que se desprenden de mis creencias y de la dinámica esencialmente agónica o polémica de la confrontación «partidista».
Puede darse el caso de que, además de adversario político, alguien se convierta, por las razones que fuere, en enemigo personal de un individuo concreto. Entonces, si en ese personaje se funden la dimensíón política y la dimensión particularísima e individual de un conflicto (como sucede en demasiadas ocasiones por culpa de quienes no saben distinguir), mi actuación responderá a esa doble circunstancia; y que no esperen consideraciones de ningún tipo quienes carezcan de madurez para separar los planos de la relación social. De ahí que yo me reserve el derecho de cuestionar a la extrema derecha desde el punto de vista ideológico y político, mientras, al mismo, tiempo, dialogo con personas que pertenecen a éste u otro campo doctrinal cualquiera. Y también me reservo el derecho a defenderme de los ataques personales de los ultraderechistas con represalias del mismo calibre que utilizarán, como no podía ser de otra manera, los argumentos que considere oportunos contra el fascismo, el antisemitismo o el racismo sin que ello implique que yo comparta, en absoluto, las pautas doctrinales o políticas de los antifascistas. Si denuncio el racismo o el antisemitismo, no me convierto así en cómplice de los canallas antifascistas, sólo defiendo la integridad simbólica del campo nacional-revolucionario (=de izquierdas). Repito que algunas personas no parecen capaces de tan elementales distinciones, que para ellos equivalen a sutilezas bizantinas. «O estás conmigo o estás contra mí», vociferan. «Si criticas tal o cual sigla, donde yo milito, me ofendes», te espetan. Han pensado que mis cuestionamientos del racismo o del antisemitismo, mi rechazo en suma de la extrema derecha, había de salvaguardar una suerte de resquicio de compañerismo o camaradería con los ultraderechistas. Nada de eso es posible en el terreno político, y en el terreno personal sólo en la misma medida en que puedo respetar a quienquiera que se comporte con decencia u observe las pautas esenciales del concepto de amistad. Los reproches sobre mi «traición» a los militantes de la ultraderecha obedecen a un equívoco: para mí no son camaradas, no les debo fidelidad en terreno personal en calidad de meros ultraderechistas, ni ellos a mí. Pues si he de ser fiel a las personas en tanto que amigos, sea cual fuere su ideología, y lo seré, nada me obliga a convertirme en cómplice político del racismo, la reacción de la caverna eclesiástica o el antisemitismo.Un último sentido de la palabra «fascismo» me fuerza moralmente a rechazar el lenguaje antifascista de la «gente corriente» que abomina de las connotaciones de un término asociado mecánicamente a violencia, autoritarismo, machismo, racismo, antisemitismo… Millones de personas han sido exterminadas en el siglo XX acusadas de «fascistas» y, por tanto, como consecuencia de la activación de este «resorte mental» irreflexivo, automático, asesino donde los haya. En la actualidad, la imputación de fascismo sigue siendo, a pesar de las presuntas sensibilidades democráticas imperantes, el expediente del que más se usa y abusa para pisotear los derechos de los ciudadanos «molestos» o desafectos al vergonzante poder oligárquico que nos oprime a casi todos. La memoria de aquellas víctimas y la conciencia del presente totalitarismo «blanco» de la oligarquía sionista es inseparable, a mi entender, de la condena del lenguaje que hizo posibles los crímenes de los antifascistas, desde el bolchevismo a ETA, desde Dresden o Hiroshima a Bagdad. Que semejante bazofia verbal haya sido adoptada por regímenes que se consideran a sí mismos la culminación institucionalizada del humanismo y de los derechos humanos a pesar de tener las manos manchadas de sangre hasta extremos que superan con mucho los del propio nazismo, es precisamente el tema de esta bitácora. Ahora bien, entiéndase que si el motivo de mi negativa a aceptar el más mínimo resquicio de lenguaje o vocabulario antifascistas tiene que ver también con el respeto a las mencionadas víctimas, como es el caso, lo que desde luego no podré consentir será que se me confunda con los verdugos fascistas de otras víctimas a las que, como tales, debo igualmente respetar, so pena de incurrir en la más inmunda hipocresía. De ahí mi escrupuloso cuidado con los derechos de los reclusos en mi práctica profesional (y sindical) como funcionario de prisiones, una actitud que los ultraderechistas desprecian, por supuesto, de la misma manera que siempre han soslayado su propia condición de víctimas, poco «viril» de acuerdo con los cánones estéticos fascistas. A estas alturas, que se deba aclarar expresamente semejantes matices conceptuales tallados a golpe de genocidios, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, arrancados con dolor del devenir histórico pagando por ellos el precio de la vida de decenas de millones de inocentes, no deja de sorprender. Que la de «fascista» sea la principal «acusación» contra mí por parte de auténticos enanos morales (en algunos casos torturadores de profesión afiliados, eso sí, a sindicatos «progresistas»), pero también de significados docentes, filósofos, escritores e investigadores cuyo único reproche al plagio consiste en burlarse de su carácter chapucero, respetables «intelectuales» -profesionales del matiz- que se «fundamentan» empero en una rápida «consulta» al Google para estigmatizarme more NKVD…, es ya una vergüenza. Pero este escándalo tiene poca o nula importancia cuando lo comparamos con la existencia de atrocidades asesinas masivas de dimensiones cósmicas sobre las que tales «intelectuales» nada tienen que decir, aunque se empeñen en emitir patentes éticas y ruines descalificaciones -haz y envés de idéntico sacerdocio- respecto de personas que sí han –hemos– hablado alto y claro al respecto.
Quede pues, resuelta la cuestión de ahora en adelante. Esta página desarrolla un análisis y una crítica del antifascismo, pero no pretende reivindicar todo aquéllo que se relaciona con la ultraderecha fascista. Al contrario, políticamente, rechaza -y siempre ha rechazado, como demuestra el artículo de Xavier Casals- ese universo social en tanto que nauseabundo epifenómeno de la reacción cristiana, autoritaria, racista y antisemita. Todo ello en coherencia con la filosofía de Friedrich Nietzsche, fundador del «fascismo» (en un sentido metapolítico). Quien quiera oír, oiga.
Jaume Farrerons
28 de agosto de 2011Consultar también:
http://nacional-revolucionario.blogspot.com/2007/11/la-extincin-del-pensamiento-crtico-y-la.html
http://nacional-revolucionario.blogspot.com/2007/11/justificar-el-fascismo.html
http://nacional-revolucionario.blogspot.com/2007/11/el-fascismo-que-existi-realmente.html
51 comentarios:
RLR dijo…
Jaume Farreronsdijo…
A. Manuel dijo…
Sin rodeos y directo al grano, hablando claro: como izquierdista-nacional, ¿te parece bien que un europeo, o sea, de raza caucásica (no porque tenga la «nacionalidad» de un país de Europa), se una con alguien de raza negra y tenga hijos con ella? ¿O tal vez hay que «redefinir» qué sea europeo? (que lo mismo es necesario hacer también una aclaración terminológica de «europeo», ¿no?).
Hilando más fino: ¿aprobarías que un militante de tu partido se una a otra persona de raza de color y tenga hijos con ella? ¿Admitirías en tu partido a alguien de raza de color que tiene, eso sí, la nacionalidad española, de la UE o de algún otro país de Europa…?
En definitiva, ¿qué entiendes por «racismo»? Porque ya me cansan esos malabarismos dialécticos para «quedar bien» con todos. Y dejamos por sentado que en todas las razas hay gente buena y gente nefasta, así que no me argumentes con las típicas comparaciones asimétricas como que es preferible una persona negra que es excelente a una persona blanca que es una piltrafa.
Vayan por delante mis respetos hacia ti. Un cordial saludo.
Jaume Farreronsdijo…
Mis posturas antirracistas no son políticas, interesadas, medradoras, provienen de mi educación filosófica. Adopté esta decisión teórica después de años de estudio sistemático de Heidegger y con una edad de 20 años. No hubo oportunismo, sino convicción intelectual. Y mi experiencia y conocimiento sobre los efectos del racismo no hacen sino confirmar aquélla decisión. No hay una sola gota de oportunismo en mi compromiso antirracista, a los hechos me remito, pero hay que conocer esos hechos antes de acusarme y este blog no es autobiográfico, no me dedico en él a hablar de mí mismo, pero si tengo que «demostrar» que, en mi caso, los «hechos» preceden a las palabras, lo haré.
Me haces preguntas muy concretas. Que si un europeo debe casarse y tener hijos con alguien de raza negra. Pues bien, podría ocurrir que un blanco con CI 85 se casara con un negro con CI 116.
O que un blanco que se dedica al robo y la violación se casara con una buena y honrada ama de casa negra.
Jaume Farreronsdijo…
Rechazo como racistas las compulsiones políticas tendentes a mezclar o separar las razas, a pensar incluso las cosas en términos raciales, y no en términos de valores éticos. Prefiero un negro honesto que un pederasta o asesino en serie de raza blanca. Es más, cuando miro a alguien, la raza es sólo un dato anecdótico, cuya realidad no niego, pero pongo sólo en su justo lugar. Incluso físicamente, hay negros fuertes y con una apariencia estética admirable y blancos cuyo aspecto físico da pena. Acude a unas olimpiadas. Báñate de realidad: la raza blanca domina en algunos campos, pero en otros es irrelevante.
En fin, para mí, lo más importante de las personas es su manera de vivir, lo que hacen y lo que han hecho. Sus valores. Las importancias que imantan las intenciones de sus comportamientos como fines. Un héroe negro vale más para mí que un blanco rubio y con ojos azules que dirija una mafia.
Lo siento. Mi conciencia no me permite despreciar a las personas por su raza. Y digo esto con total convicción; quienes me conocen lo saben si han leído este blog. No estoy intentando blanquearme con un lavado de detergente políticamente correcto, he demostrado que siempre pensé así y me baso en la filosofía de Heidegger para sostener esta postura. No he cambiado en 30 años
Jaume Farreronsdijo…
Me preguntas si consentiría que en mi partido alguien se casara con alguien de otra raza,negra pongamos por caso.
Te respondo con otra pregunta: ¿crees que como presidente de la INTRA yo debo entrar a autorizar o desautorizar los matrimonios de mis afiliados o cargos? ¿Quién sería yo para hacerlo?
¿Y no te das cuenta que si lo hiciera, automáticamente ese partido se iría a la ruina? Aunque sólo sea por razones prácticas, te guardarás bien de cometer semejante torpeza.
Yo, por mi parte, no lo haré nunca, pero por convicción, por respeto, porque creo en la democracia, invento griego, invento europeo de dignidad y libertad.
Jaume Farreronsdijo…
Frel dijo…
Como es obvio el racismo no está ligado a ninguna ideología política, de ahí que resulta ridículo y patético que asocien el término racista al fascismo, el típico insulto sin sentido de llamar auna persona «fascista y racista» es el colmo de la manipulación mediática, o sea que según los canones del sistema el ser racista implica forzosamente ser fascista y viceversa, no hablo ya del también término asociado de «nazi»(apócope aplicado por los vencedores de la 2ª contienda mundial a la ideología NS), otra simpleza y tontería.¿Desde cuándo el racismo tiene ideología?, si como he comentado anteriormente es un instinto natural.Esto es para no parar de reírse…
Jaume Farreronsdijo…
Puede decirse que la guerra alemana en Rusia fracasó porque los alemanes consideraban a los eslavos una raza inferior y, pese a que los ucranianos recibieron al invasor como un liberador frente a Stalin, dicha ideología hizo imposible la alianza que una doctrina de valores éticos habría promovido. El racismo provocó, por tanto, que Alemania perdiera la guerra y la dignidad, pues su nombre se asocia a genocidio. ¿No ha hecho bastante daño ya el racismo? ¿Tenemos todavía que resucitarlo?
El racismo ha quedado desacreditado desde 1945. Se puede volver al sentido original de la raciología, el estudio de las razas, las cuales a mi entender existen, pero hablar de razas superiores y razas inferiores es racismo. Y el racismo trae penosos recuerdos en Europa.
Para mí, lo que importa no son la raza y los genes, sino los valores y la ética.
Quede claro de una vez por todas que «racismo», en este blog, tiene un sentido negativo. Como raciología, merece el respeto que merezca cualquier ciencia, cuya primera virtud consistirá en ser verdadera. Pero la verdad va siempre por delante de las pretensiones de superioridad étnica y éstas no pueden arruinar las condiciones culturales y políticas que hacen posible la ciencia misma (=libertad, racionalidad, honestidad, verdad).
Jaume Farreronsdijo…
¿Y si esa persona es de raza negra?
No refutaría la verdad del racismo el contenido discriminatorio de la doctrina racista en tanto que VERDAD susceptible de ser asumida por todos nosotros abstracción hecha de nuestra raza?
Una reflexión.
Frel dijo…
Sobre el tema del racismo vuelvo a dar mi opinión personal, no hay nadie que sea antirracista porque todos somos racistas si se concibe dicho término como una actitud discriminatoria. El antirracismo es pura manipulación mental, un arma que el sistema utiliza para llevar a cabo sus objetivos globalizadores, ustedes ya me entienden…
Jaume Farreronsdijo…
El argumento del instinto como legitimación de una política racista es contradictorio y atenta contra todo aquello que nos distingue de la naturaleza: la cultura.
Por lo demás, el instinto racista no existe. Las razas se mezclan y se han venido mezclando a lo largo de la historia. Las evidencias de este hecho son apabullantes. O sea que, encima, el argumento, lógicamente, erróneo se basa también en una premisa falsa. Dicho sea sin ánimo de ofender y en el contexto del debate.
Frel dijo…
Un saludo
Anónimo dijo…
Anónimo dijo…
Jaume Farreronsdijo…
Frel dijo…
Jaume Farreronsdijo…
Frel dijo…
Jaume Farreronsdijo…
Frel dijo…
Anónimo dijo…
Frel dijo…
Entérese también que significa la palabra ario y cuál es su origen,en mi mensaje anterior lo explico brevemente.el siguiente enlace:
http://es.metapedia.org/wiki/Einsatzgruppen
Jaume Farreronsdijo…
Hay que admitir esto o nos encontraremos con una situación inversa a la actual, en la que se olvidan las atrocidades y genocidios de los vencedores de la II GM. Alemania manchó su honor para siempre con una política de limpieza étnica que ha acabado también con la credibilidad del fascismo en tanto que ideología. Se trata de una situación IRREVERSIBLE, pues aunque el holocausto se ha exagerado, no se puede sostener que todo él sea una pura invención.
Pero quienes queremos ser justos y atenernos a la verdad nos quedamos solos. Unos nos vuelven la espalda por no aceptar la inflada propaganda de la Shoah, otros nos cuestionarán por recordar que el genocidio de los hebreos a manos del nazismo es, en buena parte, una realidad incontestable.
Seguiremos fieles a nuestra tarea: la verdad, sólo la verdad y nada más que la verdad.
Frel dijo…
Frel dijo…
Un saludo.
Jaume Farreronsdijo…
En efecto: la pugna entre Erich Koch y Alfred Rosemberg por la política demográfica en Ucrania fue perdida por Rosemberg, que abogaba por dar un trato humano a los ucranianos. Hitler apoyó a Koch, un auténtico carnicero racista-ario. El motivo es que Koch reproducía con mayor fidelidad las directrices racistas del nazismo, mientras que Rosemberg daba una definición más amplia de europeidad, que incluía Ucrania. En fin, racismo ario. Un ejemplo histórico.
Jaume Farreronsdijo…
Frel dijo…
Jaume Farreronsdijo…
Frel dijo…
Mire eso que usted me dice forma parte de la propaganda oficial, veo que en este sentido también cae en la trampa, el hecho de que Alemania tuviera que entrar en la URSS para defenderse de un ataque inmediato por parte de los soviéticos a Alemania por el este eso no implica que los alemanes tuvieran ese concepto de superiorodad sobre los eslavos y tuvieran el ánimo de esclavizar a los ucranianos, eso de «Raza de señores» ¿de dónde lo saca?¿Propaganda sionista?. Lo cierto es que Alemania perdió la guerra y eso que usted dice nunca se ha podido demostrar ni llevar a la práctica. Los ucranianos ya fueron masacrados y utilizados como mano de obra esclava por los bolcheviques, especialmente por Stalin, al igual que el resto de la URSS y parte de la población de los antiguos países llamados comunistas del este de Europa(Con el complot de las democracias occidentales). Mire el tema de la superioridad racial y el utilizar a ciudadanos nativos como mano de obra barata y servil pregúnteselo a los ingleses,franceses y a los mismos EUA que de esto tienen suma experiencia demostrada en sus aventuras coloniales.
Frel dijo…
Anónimo dijo…
Anónimo dijo…
Sus choques con el Ministro para los territorios ocupados del Este, Sr. Rosemberg, fueron continuos y extremadamente violentos durante toda la ocupación. Para Rosemberg, Ucrania debería de haber mantenido cierta autonomía política que hubiera a la vez servido a los intereses alemanes, es decir, hubiera servido como barrera antibolchevique alejando lo más posible la «peste comunista» de las fronteras del Reich, ayudando de esta manera también a la colaboración de la población ucranesa con el ocupante alemán.
El problema radicaba en la diferente visión que tenía el Canciller del Reich en Ucrania, Erich Koch, de la presencia de Alemania en Ucrania, para este último, Ucrania no significaba más que un territorio ocupado en el que debería explotarse al máximo a sus habitantes y a sus tremendos recursos agrícolas en beneficio de los nuevos amos del mundo, los nazis alemanes, tal y como había dejado patente Hitler en su famosa obra Meim Kamp.
En esta lucha entre Rosemberg y Koch, ambos se dedicaron a intentar buscarse aliados entre los jerarcas nazis. Koch fue apoyado por Goring, al que le interesaba la exlotación máxima de Ucrania en beneficio de su Plan Cuatrienal, además, la relación de Goring y Rosemberg nunca fue excesivamente boyante.
Por otra parte Rosemberg tenía las de perder en esta lucha interna, Alemania necesitaba de mucha mano de obra y la población ucranesa podía aportar muchos trabajadores al Reich, pero mientras Sauckel imponía brutalmente el reclutamiento de éstos, Rosemberg era partidario de no utilizar medidas represoras para este reclutamiento, con ello alegaba que de esta manera los partisanos vería muy reducido sus incorporaciones entre la población civil.
En cuanto a los grupos armados que se enfrentaron a los alemanes destacaron dos agrupaciones: los nacionalistas ucranesos (O.U.N) y el Ejército Insurrecto Ucraniano (U.P.A), ambos lucharon duramente contra los alemanes mientras duró la ocupación, y tampoco dudaron un instante en utilizarlas de nuevo en la lucha contra los soviéticos cuando «liberaron » Ucrania.
En definitiva, Ucrania no fue más que otro caso en donde los alemanes fueron recibidos como libertadores y acbaron como opresores, recibiendo duros castigos por parte de los partisanos, y en una lucha entre jerarcas nazis en la concepción del llamado futuro «Orden Nuevo» que querían aplicar a los nuevos territorios ocupados.
Anónimo dijo…
GEORG NEUFFER – Generalmajor [general de división] – (General al mando, 20 División Antiaérea). Capturado el 9 de mayo de 1943 en Túnez.
GERHARD BASSENGE- Generalmajor – (General al mando, Defensa antiaérea de Túnez/Bizerta). Capturado el 9 de mayo de 1943 en Túnez.Información recibida: 14 de julio de 1943
NEUFFER: ¿Qué dirán cuando encuentren nuestras fosas en Polonia? Los del OGPU (servicio secreto soviético) no pueden haber hecho nada peor. Yo mismo he visto un transporte en Ludowice ¿? Junto a Minsk; debo decir que era una visión espantosa. Había camiones repletos de hombres, mujeres y niños… niños muy pequeños. Es una imagen horrible. Las mujeres, los niños pequeños que, naturalmente, no sospechaban nada… ¡Terrible! Por supuesto, yo no miré cuando los estaban asesinando. La policía alemana estaba allí con sus ametralladoras ¿sabe usted lo que tenían alli? Lituanos o algo así, con el uniforme marrón, ellos eran los que lo hacían. Los judíos alemanes también fueron enviados al distrito de Minsk, y asesinados poco a poco, todos los que habían sobrevivido al otro tratamiento. Con “tratamiento” me refiero a alojamiento, comida, etc. Lo hicieron así: cuando se llevaron a los judíos de Fráncfort —cosa de la que se les informó sólo en el último momento—, sólo se les permitió llevar consigo cien marcos, y nada más, y después, en la estación, se les reclamaba esos cien marcos para pagar los billetes. Pero todo eso se conoce de sobra —si se llega a conocer en el mundo en general—, ¡por eso me sorprendió que nos alborotara tanto el caso de Katyn!
BASSENGE: Sí.
NEUFFER: Porque es una nimiedad, en comparación con lo que nosotros hemos hecho allí.
[Notas del editor: […] Aunque hay un Ludowice en la actual Polonia, Neuffer probablemente está pensando en otra localidad de la Rusia Blanca de nombre similar, cerca de Misnk. […] Su relato se refiere, seguramente, a las ejecuciones de marzo de 1942, cuando asesinaron a 5000 judíos. Neuffer fue trasladado fuera de Rusia en abril de 1942. […] Desde abril hasta noviembre de 1942, Neuffer fue oficial al mando de la 5. Flak. Div. en Darmstadt. En aquel momento allí se producían deportaciones de judíos a gran escala desde Fráncfort del Meno, que Neuffer parece conocer. Lo de Katyn estaba de actualidad desde que, en la primavera de 1943, los alemanes habían descubierto una primera fosa con 2000 cadáveres de oficiales polacos.
Neitzel, Sönke (editor): Los Generales de Hitler. Transcripciones de conversaciones secretas: 1942-1945 (Abgehört. Deutsche Generäle in britischer Kriegsgefangenschaft 1942-1945, 2005). Traducción de Cristina Pizarro, Editorial Tempus, Barcelona 2008. pp. 236-237. Notas pg. 497-498.
Anónimo dijo…
Los pueblos eslavos no están destinados a vivir una vida propia. Lo saben y haríamos mal en persuadirles de lo contrario. Nosotros somos los que creamos en 1918 los países bálticos y Ucrania. Pero hoy no tenemos ningún interés en mantener los estados bálticos ni en crear una Ucrania independiente. Habrá igualmente que impedir su vuelta al cristianismo. Sería un gran error, sería darles una forma de organización.
Tampoco soy partidario de que haya una universidad en Kiev. Más vale no enseñarles a leer. No van a querernos porque les torturemos con escuelas. El solo hecho de darles una locomotora para conducir sería ya un error. ¡Y qué tontería, por nuestra parte, proceder a una distribución de tierras! A pesar de todo esto, haremos que los indígenas vivan mejor de lo que han vivido hasta ahora. Entre ellos encontraremos el material humano necesario para cultivar la tierra.
Proveeremos de cereales a todos los que en Europa carecen de ellos. Crimea nos dará los frutos del sur, el algodón y el caucho (40.000 hectáreas de plantaciones serán suficientes para asegurar nuestra independencia).
Los pantanos de Pripet nos mantendrán abastecidos de juncos.
A los ucranianos les proporcionaremos pañoletas, cuentas de cristal y todo lo que les gusta a los pueblos coloniales.
Las conversaciones privadas de Hitler (Bormann-Vermerke) Traducción de Alfredo Nieto, Alberto Vilán, Renato Lavergne y Alberto Clavería. Editorial Crítica, Barcelona 2004. pg. 27.
Anónimo dijo…
6-marzo-1942Un informe del SD da cuenta minuciosa de la situación en la Rusia ocupada. Es mucho más inquietante de lo que generalmente se cree. El peligro partisano aumenta de semana en semana. Los partisanos son dueños de algunas grandes zonas de la Rusia ocupada, implantando en ellas un régimen de terror. Los movimientos nacionalistas, por su parte, adquieren mayor insolencia de lo que supusimos en un principio. Y esto puede aplicarse tanto a los estados bálticos como a Ucrania. En todas partes los judíos se mueven procurando crearnos dificultades. Es comprensible, por lo tanto, que muchos de ellos tengan que pagar sus delitos con su vida. De cualquier forma, estoy convencido de que cuanto mayor número de judíos liquidemos, más consolidaremos la vida de Europa después de la guerra. No es posible dejarse ganar por el sentimentalismo. Los judíos son la desgracia de Europa. Tienen que ser eliminados; en caso contrario, correremos peligro de ser eliminados por ellos.
La situación alimenticia es muy difícil en las zonas ocupadas del Este. Millares y decenas de millares de personas se mueren de hambre sin atreverse a mover un dedo. Durante bastantes años tendremos que hacer frente a grandes problemas y excepcionales dificultades. Mucha agua habrá de bajar por el Rin antes de que esa zona haya sido integrada en la economía europea y sus ricos productos estén a disposición de nuestro pueblo.
Joseph Goebbels: Diarios (The Goebbels Diaries. Edición de Louis P. Lochner) Traducción de Eduardo de Guzmán. Editorial Los libros de Nuestro Tiempo, José Janés director. Barcelona 1949.
A. Manuel dijo…
2.ª Una conclusión de esto es que Jaume Farrerons se ha dejado engañar por la propaganda oficial (como ya dice Frei) y ha asumido el término «racismo» según lo entiende la ideología dominante. Supongo que es el precio que hay que pagar para que INTRA sea un partido legal… Naturalmente, sólo así se entiende que, si no acepta este hecho, su partido se venga abajo…
3.ª Jaume Farrerons no contesta a otras preguntas que le he formulado; pero voy a formulárselas de otra manera: ¿consideraría europeo a una persona de raza negra, por ejemplo? ¿O sólo si ha asimilado la cultura europea? En tal caso, supongo que a Jaume Farrerons no le quitará el sueño que dentro de unas décadas la población autóctona europea desaparezca si la población de color –suponiéndola «nacionalizada» europea— mantiene y aplica la cultura europea (que ya es soñar con optimismo…). Insisto: ¿por qué no apoya a SOS Racismo y al Movimiento Contra la Intolerancia?
5.º Hay algo que no entiendo en la actitud de Jaume Farrerons: ¿por qué considera «superado» el fascismo y, en cambio, no la izquierda? Si critica al «fascismo» en cuanto contaminado por la extrema derecha, los skins, etcétera, ¿por qué no critica también a la izquierda, cuya frontera con la derecha, desde hace décadas, ha desaparecido prácticamente? Mucha reticencia con el nombre de «fascismo», pero ninguna con el de «izquierda» (aunque sea «nacional»), hasta el punto de que el nombre de INTRA empieza precisamente por la «izquierda»…
6.º Si en el libro ese, Jaume Farrerons sale bien parado, me temo que en mucho habrá tenido que hacer concesiones (en cierto modo ya lo estamos viendo, como en el concepto de «racismo»), porque menudo elemento ese Joan B. Culla…
7.º La «democracia, un invento griego», sí; pero… ¿sabe Jaume Farrerons que los esclavos, las mujeres y los estamentos sociales más bajos no podían votar? ¿Sabe Jaume Farrerons que en Esparta, por ejemplo, no había democracia, que «la democracia es para los atenienses», como dijo el gran Leónidas? ¿Eran los espartanos menos griegos y menos europeos? ¿Sabe Jaume Farrerons que Atenas, por ser la más abierta de las ciudades-estado griegas, fue la que, sin discutir sus grandes aportaciones, recibió esa influencia hebrea que poco a poco, andando el tiempo, fue aumentando en mayor medida y dando lugar a la «modernidad», desde indicios en el estoicismo, pasando por el humanismo del Renacimiento, el racionalismo de Descartes y culminando en la filosofía de las luces? Al estupendo ensayo de José Javier Esparza, «Curso general de disidencia», me remito.
Me parece que me dejo alguna cosa más, pero por ahora valgan estas.
Un saludo.
Anónimo dijo…
C/ Jaume Farrerons ya contestó a las preguntas formuladas. Una persona de raza negra puede ser considerada europea si ha asimilado los valores europeos y actúa como tal, es decir, en función de dichos valores. Un blanco rubio con ojos azules de dos metros de alto pero pederasta, violador y drogadicto, ¿es europeo? Conteste, por favor, es usted quien NO CONTESTA. Jaume Farrerons no apoya a SOS Racismo y el Movimiento Contra la Intolerancia porque considera tan racista la obsesión segregacionista del sionismo (en beneficio de la ultraderecha judía) como el programa de mestizaje puesto en marcha por la oligarquía transnacional para producir una suerte de ciudadano mundial uniforme (color café con leche) que encarne el sujeto/objeto ideal de la futura sociedad mundial de mercado dominada por el capitalismo financiero.
D/ La izquierda no es una ideología, sino una cuestión meramente táctica y relativa a las situaciones históricas en cada caso. Jaume Farrerons explicó esto de forma exhaustiva en su conferencia “Nacional-revolucionarios, ¿una opción de izquierdas?”. La puede encontrar en este blog y en la red. Más contundentemente no se puede fundamentar el motivo por el cual hay que situarse a la izquierda en la lucha por los derechos morales y materiales del Pueblo Trabajador Europeo.
Anónimo dijo…
Me parece que me dejo alguna cosa más, pero por ahora valgan estas.
Un saludo.
Anónimo dijo…
Jaume Farreronsdijo…
LA IZQUIERDA DEL TERCER MILENIOdijo…
Anónimo dijo…
Anónimo dijo…
Fran dijo…
Jaume Farreronsdijo…
Anónimo dijo…
Europa Gothorum dijo…
Jaume Farreronsdijo…
Evropa Gothorum dijo…
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